Los motocultores, conocidos también como tractores mono-eje (un sólo eje de ruedas), son máquinas polivalentes que ofrecen grandes posibilidades en la agricultura minifundista (pequeñas explotaciones), en la agricultura de ocio y como complemento del tractor en la agricultura profesional latifundista, sobretodo en explotaciones hortofrutícolas y vitivinícolas. Razones no faltan para reconocer que son una inversión excelente para muchos agricultores. En este artículo exponemos cuando y porqué recurrir a este tipo de máquinas, así como algunos consejos para acertar en la elección del modelo más apropiado.
¿Cuándo y porqué usar un motocultor?
En la agricultura minifundista (pequeñas explotaciones y/o con parcelación deficiente)
En las pequeñas fincas rústicas son muy comunes las parcelas de reducidas dimensiones, irregulares y con malos accesos, complicados o impracticables para los tractores (es el caso, por ejemplo, de los cultivos en terrazas en las laderas de las montañas, o en pequeños bancales). Las dimensiones de estas parcelas no justifican la adquisición de un tractor, (no resultaría rentable); máquina que además sería excesivamente aparatosa y poco práctica para desenvolverse con agilidad en estas condiciones. Todo lo contrario sucede con los motocultores, que resultan más apropiados por su tamaño y capacidad de maniobra.
Atendiendo a criterios económicos, la rentabilidad de los motocultores está asegurada en las pequeñas explotaciones, donde el volumen de trabajo está acorde con la inversión que requiere la compra del motocultor y con sus costes de utilización.
En la agricultura de ocio (prácticas agrícolas de fin de semana en pequeños huertos)
El motocultor es el aliado ideal del agricultor a tiempo parcial, que cultiva una parcela sin considerar el tiempo empleado como un coste, sino como una actividad de ocio, un hobby.
Las posibilidades que da el motocultor permiten abarcar con menor tiempo y esfuerzo tareas excesivamente duras y penosas, evitando las grandes dosis de esfuerzo físico y las jornadas de trabajo excesivamente largas y duras propias del trabajo exclusivamente manual. Asimismo, también cabe destacar su facilidad de uso, ya que requiere pocos conocimientos técnicos.
En el mercado español, la agricultura de ocio es uno de los nichos de mercado más interesantes para este tipo de máquinas.
En la agricultura latifundista (grandes explotaciones) como complemento del tractor
En las grandes extensiones, donde impera el uso del tractor, también existen trabajos específicos para los que el motocultor es mucho más recomendable. Por ejemplo, cultivos que requieran maquinaria poco pesada para evitar la compactación del suelo y de ahí que se empleen los motocultores, entre otros medios.
Los motocultores también se usan para faenar entre los árboles o entre las cepas, para completar el laboreo de los lindes y las cabeceras de las parcelas, para construir pasos de agua para el riego, etc. En definitiva, se usan en aquellos trabajos que exigen de la máquina una gran maniobrabilidad (tamaño y peso reducidos), o también que el utilizador marche a pie con la misma por razones de seguridad o de espacio –por ejemplo, cuando se trabaja bajo plantaciones o el ramaje de los árboles-.
En servicios municipales, manutención de espacios verdes y jardinería
Para este tipo de trabajos, en los que es necesario realizar tareas muy diversas, sustituyendo el apero del motocultor obtendremos una máquina completamente versátil para múltiples usos: desbrozadora, cortacéspedes, motosegadora, quitanieves, barredora de hojas, etc. A diferencia de otras máquinas que se podrían usar para estas funciones, los motocultores se pueden transportar en una furgoneta, una pick-up, etc.
Una aplicación cada vez más extendida para este tipo de máquinas es su uso en el mantenimiento de parques solares.
Distintos aperos que puede montar un motocultor (entre otros). De izquierda a derecha: Fresa, barra de siega, desbrozadora Bladerunner, desbrozadora, arado, cortacéspedes, barredora, pala quitanieves y turbina
quitanieves.
Guia de compra del motocultor, aspectos a considerar
El motor: Determinar qué tipo de motor debe equipar el motocultor es una de las cuestiones fundamentales y a la vez es la forma de definir el dimensionado de la máquina, en definitiva la potencia necesaria a disposición para el uso a que se destina o la superficie a trabajar. En términos generales, podemos afirmar que para la agricultura de ocio se precisan motores de 5 a 8 CV de potencia, ya sean gasolina o diesel.
Si además de la fresa se deben usar aperos que requieren de mayor potencia, podemos fijar la potencia límite en 10 CV (es el caso de aperos tales como las barras de siega, los cortacéspedes o las turbinas quitanieves). A partir de 10 CV las potencias se consideran semiprofesionales.
En función del tipo de combustible, analizamos a continuación los pros y los contras de los motores:
Los motores de gasolina: Cuentan con un arranque sencillo y con niveles de ruido inferiores a sus equivalentes en versión diesel.
El mantenimiento de un motor de gasolina es muy sencillo y económico. En la práctica, se reduce a la revisión de los filtros del motor y de los niveles de aceite en el cárter.
La gasolina es altamente inflamable, por lo que no se podrá almacenar este combustible en el interior de un edificio. Tampoco permite almacenarse durante largos períodos de tiempo. Se considera que a partir de un mes de inactividad la gasolina se degrada, pudiendo generar un alto porcentaje de subproductos que atascan el carburador. Ante largos períodos de inactividad, una buena práctica consiste en almacenar el motocultor con el depósito y carburador vacíos. Este último se consigue vaciar dejando el motor en marcha hasta pararse por sí solo después de consumir todo el combustible de su interior.
Los motores diesel: Si bien es cierto que por sus características los motores diesel son más caros que los motores de gasolina, también hay que valorar bajo el aspecto económico que el diesel es un combustible más barato que la gasolina. Además, los motores diesel en general duran mucho más que los motores de gasolina.
El combustible no es fácilmente inflamable ni explosivo y no sufre degradación alguna con el paso del tiempo, por lo que su almacenaje ofrece ventajas considerables.
El mayor enemigo de los motores diesel es el agua que puede contener el gasoil. Por esto, deberemos prestar especial cuidado a elementos como el tapón del depósito para evitar que pueda entrar agua, ya sea de la lluvia, de una hidro-limpiadora, etc. En ningún caso se empleará gasoil de tipo calefacción, dado que puede contener un mayor grado de impurezas e incluso agua en suspensión.
El motor puede ser de arranque manual (a cuerda), o bien de arranque eléctrico (a llave). Este último es el mejor sistema, aunque encarece el precio del motocultor.
Los frenos: Existen muchísimos y muy variados modelos de motocultores, pero solo algunos incorporan frenos. La necesidad de los frenos viene determinada por el tipo de motocultor, así como por el uso y aplicaciones a las que se destina. Será preciso el uso de frenos cuando:
El diferencial: Como en el caso anterior, se nos presenta la alternativa de modelos de motocultor con y sin diferencial. Vamos a dar unas reglas básicas de su conveniencia pero antes vamos a definir qué es y cuál es la función del diferencial.
El diferencial es un mecanismo alojado en el interior de la caja de cambios que está formado por distintos engranajes y su misión consiste en permitir diferentes velocidades de giro para cada una de las ruedas. Si la máquina no incorpora diferencial, las dos ruedas del motocultor giran a la misma velocidad como si estuvieran unidas en su transmisión interna en la Caja de Cambios.
Vamos a distinguir algunos casos y aplicaciones que determinan su necesidad, no obstante los fabricantes de Motocultores por regla general han dotado sus máquinas de diferencial cuando su tamaño o su uso ya lo requieren, dejando sus restantes modelos sin este mecanismo porque verdaderamente no se precisa.
Como norma general:
El mecanismo del diferencial puede ocasionar que en el desplazamiento del Motocultor, si una de sus ruedas pisa terreno poco firme, pierda adherencia y patine esa rueda, de forma que giraría libre y por acción del diferencial la otra rueda queda quieta y el motocultor queda atascado (este fenómeno es seguro que lo hemos experimentado cuando en alguna ocasión se nos ha atascado nuestro propio coche y una rueda gira mientras la otra no se mueve). Todos los motocultores que incorporan diferencial poseen un mecanismo de “bloqueo” del mismo que puede accionar el usuario a voluntad y anula la acción de éste, obligando a las dos ruedas dar el mismo número de vueltas y haciendo que la rueda que pisa terreno firme saque el motocultor del atasco.
Las ruedas: En el mercado podemos encontrar para un mismo modelo de motocultor ruedas de distintas dimensiones, pero en la práctica es suficiente con distinguir dos tipos. Las ruedas de menor diámetro se emplean en los motocultores que trabajan con fresa, mientras que las ruedas de mayor diámetro se emplean cuando el motocultor se usa con remolque. Cuando se utilizan otros aperos es aconsejable solicitar información al fabricante del motocultor o del apero en cuestión.
El fabricante del motocultor ofrece para cada modelo la fresa dimensionada acorde a la potencia del mismo. Es importante resaltar que el ancho entre ruedas del motocultor debe ser igual o inferior a la anchura de trabajo de la fresa, ya que de lo contrario la huella de los neumáticos pisará el terreno trabajado.
La ergonomía: Cuando tomamos en consideración los movimientos involucrados en la actividad diaria del utilizador, y mejoramos su inter-actuación con la máquina en términos de eficacia, seguridad y confort, estamos hablando de la ergonomía. Para que sea la máquina la que se adapta a quién la usa y no al contrario, tenemos que tener en cuenta algunos aspectos importantes:
Las manceras reversibles de los motocultores FERRARI permiten adaptar aperos frontales.
La seguridad: El motocultor es una máquina pionera en el trabajo de las labores agrícolas, que en su dilatada vida ha permitido la incorporación de muchos sistemas de seguridad. Algunos de ellos han hecho variar inclusive la arquitectura de la máquina dado que cualquier órgano en movimiento susceptible de herir al utilizador o personas próximas se ha protegido, mediante carenado, de forma que los elementos en movimiento no pueden alcanzar personas ni proyectar elementos del terreno sobre éstas.
La ley establece una serie de requisitos técnicos que deben cumplir los fabricantes de motocultores, condensados en la Norma Europea EN 709/A2. En materia de seguridad, los principales aspectos a verificar son:
Estas han sido a nuestro juicio las consideraciones más importantes a tener en cuenta por cualquier persona que tenga el proyecto de comprar un motocultor. Por supuesto existen muchos más aspectos a tener en cuenta como puede ser un buen servicio post-venta y de recambios, entre otros.
Ampliar información sobre la gama de motocultores FERRARI
Los motocultores, conocidos también como tractores mono-eje (un sólo eje de ruedas), son máquinas polivalentes que ofrecen grandes posibilidades en la agricultura minifundista (pequeñas explotaciones), en la agricultura de ocio y como complemento del tractor en la agricultura profesional latifundista, sobretodo en explotaciones hortofrutícolas y vitivinícolas. Razones no faltan para reconocer que son una inversión excelente para muchos agricultores. En este artículo exponemos cuando y porqué recurrir a este tipo de máquinas, así como algunos consejos para acertar en la elección del modelo más apropiado.
¿Cuándo y porqué usar un motocultor?
En la agricultura minifundista (pequeñas explotaciones y/o con parcelación deficiente)
En las pequeñas fincas rústicas son muy comunes las parcelas de reducidas dimensiones, irregulares y con malos accesos, complicados o impracticables para los tractores (es el caso, por ejemplo, de los cultivos en terrazas en las laderas de las montañas, o en pequeños bancales). Las dimensiones de estas parcelas no justifican la adquisición de un tractor, (no resultaría rentable); máquina que además sería excesivamente aparatosa y poco práctica para desenvolverse con agilidad en estas condiciones. Todo lo contrario sucede con los motocultores, que resultan más apropiados por su tamaño y capacidad de maniobra.
Atendiendo a criterios económicos, la rentabilidad de los motocultores está asegurada en las pequeñas explotaciones, donde el volumen de trabajo está acorde con la inversión que requiere la compra del motocultor y con sus costes de utilización.
En la agricultura de ocio (prácticas agrícolas de fin de semana en pequeños huertos)
El motocultor es el aliado ideal del agricultor a tiempo parcial, que cultiva una parcela sin considerar el tiempo empleado como un coste, sino como una actividad de ocio, un hobby.
Las posibilidades que da el motocultor permiten abarcar con menor tiempo y esfuerzo tareas excesivamente duras y penosas, evitando las grandes dosis de esfuerzo físico y las jornadas de trabajo excesivamente largas y duras propias del trabajo exclusivamente manual. Asimismo, también cabe destacar su facilidad de uso, ya que requiere pocos conocimientos técnicos.
En el mercado español, la agricultura de ocio es uno de los nichos de mercado más interesantes para este tipo de máquinas.
En la agricultura latifundista (grandes explotaciones) como complemento del tractor
En las grandes extensiones, donde impera el uso del tractor, también existen trabajos específicos para los que el motocultor es mucho más recomendable. Por ejemplo, cultivos que requieran maquinaria poco pesada para evitar la compactación del suelo y de ahí que se empleen los motocultores, entre otros medios.
Los motocultores también se usan para faenar entre los árboles o entre las cepas, para completar el laboreo de los lindes y las cabeceras de las parcelas, para construir pasos de agua para el riego, etc. En definitiva, se usan en aquellos trabajos que exigen de la máquina una gran maniobrabilidad (tamaño y peso reducidos), o también que el utilizador marche a pie con la misma por razones de seguridad o de espacio –por ejemplo, cuando se trabaja bajo plantaciones o el ramaje de los árboles-.
En servicios municipales, manutención de espacios verdes y jardinería
Para este tipo de trabajos, en los que es necesario realizar tareas muy diversas, sustituyendo el apero del motocultor obtendremos una máquina completamente versátil para múltiples usos: desbrozadora, cortacéspedes, motosegadora, quitanieves, barredora de hojas, etc. A diferencia de otras máquinas que se podrían usar para estas funciones, los motocultores se pueden transportar en una furgoneta, una pick-up, etc.
Una aplicación cada vez más extendida para este tipo de máquinas es su uso en el mantenimiento de parques solares.
Distintos aperos que puede montar un motocultor (entre otros). De izquierda a derecha: Fresa, barra de siega, desbrozadora Bladerunner, desbrozadora, arado, cortacéspedes, barredora, pala quitanieves y turbina
quitanieves.
Guia de compra del motocultor, aspectos a considerar
El motor: Determinar qué tipo de motor debe equipar el motocultor es una de las cuestiones fundamentales y a la vez es la forma de definir el dimensionado de la máquina, en definitiva la potencia necesaria a disposición para el uso a que se destina o la superficie a trabajar. En términos generales, podemos afirmar que para la agricultura de ocio se precisan motores de 5 a 8 CV de potencia, ya sean gasolina o diesel.
Si además de la fresa se deben usar aperos que requieren de mayor potencia, podemos fijar la potencia límite en 10 CV (es el caso de aperos tales como las barras de siega, los cortacéspedes o las turbinas quitanieves). A partir de 10 CV las potencias se consideran semiprofesionales.
En función del tipo de combustible, analizamos a continuación los pros y los contras de los motores:
Los motores de gasolina: Cuentan con un arranque sencillo y con niveles de ruido inferiores a sus equivalentes en versión diesel.
El mantenimiento de un motor de gasolina es muy sencillo y económico. En la práctica, se reduce a la revisión de los filtros del motor y de los niveles de aceite en el cárter.
La gasolina es altamente inflamable, por lo que no se podrá almacenar este combustible en el interior de un edificio. Tampoco permite almacenarse durante largos períodos de tiempo. Se considera que a partir de un mes de inactividad la gasolina se degrada, pudiendo generar un alto porcentaje de subproductos que atascan el carburador. Ante largos períodos de inactividad, una buena práctica consiste en almacenar el motocultor con el depósito y carburador vacíos. Este último se consigue vaciar dejando el motor en marcha hasta pararse por sí solo después de consumir todo el combustible de su interior.
Los motores diesel: Si bien es cierto que por sus características los motores diesel son más caros que los motores de gasolina, también hay que valorar bajo el aspecto económico que el diesel es un combustible más barato que la gasolina. Además, los motores diesel en general duran mucho más que los motores de gasolina.
El combustible no es fácilmente inflamable ni explosivo y no sufre degradación alguna con el paso del tiempo, por lo que su almacenaje ofrece ventajas considerables.
El mayor enemigo de los motores diesel es el agua que puede contener el gasoil. Por esto, deberemos prestar especial cuidado a elementos como el tapón del depósito para evitar que pueda entrar agua, ya sea de la lluvia, de una hidro-limpiadora, etc. En ningún caso se empleará gasoil de tipo calefacción, dado que puede contener un mayor grado de impurezas e incluso agua en suspensión.
El motor puede ser de arranque manual (a cuerda), o bien de arranque eléctrico (a llave). Este último es el mejor sistema, aunque encarece el precio del motocultor.
Los frenos: Existen muchísimos y muy variados modelos de motocultores, pero solo algunos incorporan frenos. La necesidad de los frenos viene determinada por el tipo de motocultor, así como por el uso y aplicaciones a las que se destina. Será preciso el uso de frenos cuando:
El diferencial: Como en el caso anterior, se nos presenta la alternativa de modelos de motocultor con y sin diferencial. Vamos a dar unas reglas básicas de su conveniencia pero antes vamos a definir qué es y cuál es la función del diferencial.
El diferencial es un mecanismo alojado en el interior de la caja de cambios que está formado por distintos engranajes y su misión consiste en permitir diferentes velocidades de giro para cada una de las ruedas. Si la máquina no incorpora diferencial, las dos ruedas del motocultor giran a la misma velocidad como si estuvieran unidas en su transmisión interna en la Caja de Cambios.
Vamos a distinguir algunos casos y aplicaciones que determinan su necesidad, no obstante los fabricantes de Motocultores por regla general han dotado sus máquinas de diferencial cuando su tamaño o su uso ya lo requieren, dejando sus restantes modelos sin este mecanismo porque verdaderamente no se precisa.
Como norma general:
El mecanismo del diferencial puede ocasionar que en el desplazamiento del Motocultor, si una de sus ruedas pisa terreno poco firme, pierda adherencia y patine esa rueda, de forma que giraría libre y por acción del diferencial la otra rueda queda quieta y el motocultor queda atascado (este fenómeno es seguro que lo hemos experimentado cuando en alguna ocasión se nos ha atascado nuestro propio coche y una rueda gira mientras la otra no se mueve). Todos los motocultores que incorporan diferencial poseen un mecanismo de “bloqueo” del mismo que puede accionar el usuario a voluntad y anula la acción de éste, obligando a las dos ruedas dar el mismo número de vueltas y haciendo que la rueda que pisa terreno firme saque el motocultor del atasco.
Las ruedas: En el mercado podemos encontrar para un mismo modelo de motocultor ruedas de distintas dimensiones, pero en la práctica es suficiente con distinguir dos tipos. Las ruedas de menor diámetro se emplean en los motocultores que trabajan con fresa, mientras que las ruedas de mayor diámetro se emplean cuando el motocultor se usa con remolque. Cuando se utilizan otros aperos es aconsejable solicitar información al fabricante del motocultor o del apero en cuestión.
El fabricante del motocultor ofrece para cada modelo la fresa dimensionada acorde a la potencia del mismo. Es importante resaltar que el ancho entre ruedas del motocultor debe ser igual o inferior a la anchura de trabajo de la fresa, ya que de lo contrario la huella de los neumáticos pisará el terreno trabajado.
La ergonomía: Cuando tomamos en consideración los movimientos involucrados en la actividad diaria del utilizador, y mejoramos su inter-actuación con la máquina en términos de eficacia, seguridad y confort, estamos hablando de la ergonomía. Para que sea la máquina la que se adapta a quién la usa y no al contrario, tenemos que tener en cuenta algunos aspectos importantes:
Las manceras reversibles de los motocultores FERRARI permiten adaptar aperos frontales.
La seguridad: El motocultor es una máquina pionera en el trabajo de las labores agrícolas, que en su dilatada vida ha permitido la incorporación de muchos sistemas de seguridad. Algunos de ellos han hecho variar inclusive la arquitectura de la máquina dado que cualquier órgano en movimiento susceptible de herir al utilizador o personas próximas se ha protegido, mediante carenado, de forma que los elementos en movimiento no pueden alcanzar personas ni proyectar elementos del terreno sobre éstas.
La ley establece una serie de requisitos técnicos que deben cumplir los fabricantes de motocultores, condensados en la Norma Europea EN 709/A2. En materia de seguridad, los principales aspectos a verificar son:
Estas han sido a nuestro juicio las consideraciones más importantes a tener en cuenta por cualquier persona que tenga el proyecto de comprar un motocultor. Por supuesto existen muchos más aspectos a tener en cuenta como puede ser un buen servicio post-venta y de recambios, entre otros.
Ampliar información sobre la gama de motocultores FERRARI